Las investigaciones de los detectives
Por increíble que pueda parecer, hay personas que contratan a un detective privado para ver si la persona con quien mantienen una relación sentimental, es lo que aparenta ser. Y no, en este caso no lo he visto en ninguna película americana sino que me ha pasado personalmente.
Un buen día se presentó en la empresa donde yo trabajaba un detective a pedir informes sobre mi. La compañera de recepción lo pasó a la sala de reuniones y nos llamó a mi jefe y a mi por la línea interior, para avisarnos de la visita que allí teníamos. El detective se limitó a anunciar que actuaba en nombre de uno de sus clientes, y a pedirnos un montón de datos míos que obviamente no le facilité ninguno. ¡El que quiera peces que se moje el culo!, le contesté. Se excusaba el pobre hombre diciendo que lo mismo era por algún préstamo que yo hubiera pedido o algo así. Préstamos que yo nunca afortunadamente, he pedido.
A la salida del trabajo, noté como me seguía un vehículo de alta cilindrada. Por aquella época yo también conducía un deportivo, y lo llevé a una zona donde sabía que por conocerla, podría despistarlo fácilmente en un par de acelerones, y eso hice.
Del detective me olvidé, hasta que un par de semanas después noté cómo la chica con la que estaba saliendo, sabía de mí un montón de cosas que yo no le había contado.
Algunas de ellas que incluso desconocían mis mejores amigos, de donde deduje que era ella la que contrató a un detective privado, y rompí unilateralmente la relación. Ella juró que no, pero yo ya había tomado una decisión.
Un par de años después me pidió de quedar para tomar un café, y me reveló que efectivamente un detective me siguió, pero no lo contrató ella, sino su cuñado para ver si yo era un buen partido para la familia. Cuñado que por cierto le salió rana pues terminó también el matrimonio con su hermana dejando dos niños pequeños, pero eso es ya otra historia, que merece ser contada en otra ocasión.
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