Sé perfectamente que muchas personas han pasado por esto antes que yo, pero cuando llega el día en que -20 años después- se termina esa relación de pareja que comenzaste a los dieciséis, te encuentras confuso, perdido y desubicado.
No es sólo el hecho de volver a estar soltero, sino que también te desconectas de esos amigos comunes que se han ido formado durante la relación y que por lo general, no quieren volver a saber nada de ti cuando consideran que tú has sido el malo de la película.
Y no es que yo fuera ese tal malo de la película, sino que fui yo quien decidió dar el paso y dejar a Ágata. La gente muchas veces no quiere pararse a entender los posibles motivos, simplemente prejuzgan y entienden que has abandonado a su gran amiga.
No es justo, pero ocurre así.
De esta forma, hace unos meses, me vi otra vez soltero a los treinta y seis años. Una edad magnífica, por cierto, para volver a empezar.
Y ahí empezaron mis problemas y también mi suerte.
Las primeras semanas me vi si nadie con quien salir. Los amigos, o bien estaban del lado de Ágata, o bien estaban demasiado ocupados cuidando de sus familias (con nuestra edad, muchos ya son papás o están totalmente volcados en su relación y no tienen tiempo para problemas de solteros).
Se me hizo eterno y me aburrí mucho. Ahí me di cuenta de que no sabía vivir mi vida de forma autónoma, porque siempre había estado acostumbrado a conducirme de otra manera y siempre en compañía de mi pareja. Craso error.
La independencia y la individualidad están totalmente infravaloradas en nuestra sociedad y eso no es bueno.
Por suerte, un sábado por la noche en el que el tedio invadía mi vida y mi nuevo piso de soltero, decidí encender el ordenador y buscar páginas de contacto para conocer gente.
Y después de mirar muchas que no me convencieron y cuando estaba a punto de desistir, di con Internet.
De entrada el nombre me sorprendió. No lo conocía.
Y lo que nunca me imaginé es que sólo unos meses después de mi ruptura sentimental, estaría aquí y ahora apunto de contar lo que me ocurrió.
Se trata de una página de contactos del tipo que yo buscaba. La recomiendo a todo el mundo, porque además de ser gratuita, usar geolocalización y un eficaz algoritmo de coincidencias, tiene una presentación muy agradable y a mí me resultó de una gran utilidad.
De hecho, la considero una especie de talismán o amuleto de la suerte. Para mí lo ha sido todo.
Gracias a la web, he conocido al amor de mi vida (y ahora entiendo mejor que nunca, que Ágata no lo era, pero en su momento, yo no lo sabía). Se llama Ana y es la mujer más increíble que he conocido.
La página como un hada madrina, supo seleccionarla para mí y entregarme este excepcional regalo llamado Ana.
Mi vida ha cambiado de tal forma que no puedo explicarlo. Soy otra persona. Cuando me encuentro viejos conocidos en la calle, se paran asombrados a saludarme y me preguntan que qué he hecho, porque parezco más joven y estoy estupendo.
No puedo ocultar los efectos de la felicidad suprema.
Y como lo bueno llama a lo bueno, después de conocer a Ana, sólo me han pasado cosas positivas. Hasta he encontrado un nuevo empleo donde cobro el triple que en el anterior y además trabajo en lo que me gusta.
¿Qué más puedo decir?
Que no perdáis un segundo más de vuestra vida y corráis ahora mismo a daros de alta.
Y dejad que la magia surja.
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