Hace tiempo me decía mi prima que después de casarse ella seguiría trabajando, pero que cambiaría su aburrido trabajo de oficina por uno comercial mucho más acorde a su personalidad, y es que a mi prima le apasiona hablar.
Habla con todo el mundo, y yo diría que habla incluso cuando no hay nadie que la escuche. Me da que incluso se llama a su propio contestador telefónico para así seguir hablando en los momentos en los que no hay nadie cerca.
Claro que si tienes niños la cosa cambia y necesitas de un tiempo adicional que la familia te reclama, por lo que la flexibilidad horaria es fundamental a la hora de optar por un trabajo o por otro. Así al menos es trabajando en Signo Editores, donde es el trabajador quien decide prácticamente todo acerca de su trabajo: horarios, estrategias, condiciones, e incluso el sueldo ya que hay productos con mayor margen de beneficio para el trabajador, frente a otros de mayor salida pero menores beneficios.
Este tipo de trabajos en los que el trabajador se organiza como buenamente le apetece, son los que más me gustan de entre los que he probado, que si bien no son muchos, si que te hacen plantearte si realmente la sociedad actual está preparada para ello, o más bien prefiere que alguien le guíe, que alguien le indique el camino y lo que ha de hacer o lo que no. Supongo que algunas personas preferirán que así sea, mientras que otras como yo, preferimos ser artífices de nuestro propio destino, que no se de dónde me he sacado la frasecita, pero me ha quedado espectacular.
Y tu, ¿prefieres que te manden o prefieres trabajar a tu manera?
Ambas opciones insisto, son igual de válidas.
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